Pequeña, frágil, inocente... aún así sus manos sudorosas pero suaves hacían entender a las paredes su situación.
Entendiendo absolutamente sola la casualidad, mientras pisaba el maldito suelo sin vida.
Relató su corta vida con detalles adultos sin conocer aún la maldad. Borró algúnas etapas luego de más de una década, así puede agradecer su desgracia, quien hizo sus pensamientos diferentes, desesperarse en su entendimiento.
¿Y a quién perdonar? Su conciencia se revienta una vez al mes.
jamás ha escrito su confesión, ni siquiera en las dos palabras necesarias para hacerlo, no tiene la valentía, puedo apostar que nunca la tendrá.
Sus ojos no esconden nada, nada que los demás noten.
Y me dices :¡¿Por qué?! ... y respondo lo común: Porque eres más fuerte. Y vuelves a decir ¿por qué? y yo ya no sé qué responder, porque ni yo encuentro la verdad. Te miro y no puedo reconocerte, ¡cuánto has crecido!
Pueden existir muchas razones, pequeña, para que te hayas convertido en adulta, fuerte y madura, y jamás nadie más podrá tener una buena razón como yo.
Perdón por no protegerte
