Siento que vuelvo a tenerte aquí cuando te recuerdan. Me siento tan bien, como cuando el viento es fresco y las aves hablan entre ellas, y luego las flores de Septiembre florecen amarillas.
Tus decisiones me están agradando, y solo falta que terminen por cumplirse. Y llegues y sin avisarme que volverás, te sientes a mi lado y digas "hola", nada más. Y mi impresión sea tan grande que no te vea real, sino como una de mis tantas fantasías. Luego tomaremos té, y harás sonar tu irregular voz, y dirás algo tan inapropiado e inocente como siempre.
Tomarás un sorbo de té y relatarás tu historia de la capital, y no será una historia emocionante, pero mis ojos estarán fijos en ti, porque aunque no te esté escuchando, estaré recordando tus gestos, tus facciones, para convencerme de que en verdad estas ahí, y que no es nadie más que tú. Así podré saber si puedo regalarte mis manos, o rechazar las tuyas.
28/06/10 24:20 hrs.
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